Pierres Vedel fue un arquitecto francés que llegó hasta Aragón, trayendo con él las ideas del Renacimiento.
Javier Ibáñez Fernández, uno de los más destacados estudiosos de la arquitectura aragonesa del siglo XVI, ha dejado claro en sus investigaciones y publicaciones que «Pierres Vedel es la figura más relevante de la arquitectura del siglo XVI en el Sur de Aragón”.
Aunque de origen francés, todas sus obras conocidas se realizaron en este territorio, muchas en la actual provincia de Teruel. No sabemos nada de sus orígenes; ni siquiera después de rastrear su más que probable procedencia francesa en Uses (y no en la inexistente Usbues), un lugar cercano al Pont du Gard (Provenza francesa). De este influyente arquitecto e ingeniero no tenemos referencias documentales anteriores a sus trabajos en Aragón, ni siquiera en la zona de Navarra, por dónde sabemos que entró en España y en la que se casó con Clara Vizcarret. Era un pueblo de la Diócesis de Pamplona, precisamente llamado Vizcarret. Rastreando allí sus primeras intervenciones artísticas (sabemos por diversas fuentes que participó en la construcción y diseño de algunos retablos). El equipo de este documental se desplazó también a Oricin, otra localidad de Navarra, donde la documentación también lo emplazaba, pero no tuvimos éxito en la búsqueda de sus primeras realizaciones.
Lo que si sabemos con seguridad es que sus primeras obras fueron la rehabilitación de la Colegiata de Mora de Rubielos, tras del incendio de 1544, y la ejecución de las obras de la Iglesia de San Miguel de Fuentes de Ebro. Pese a su lejanía, ambos edificios tenían un nexo en común: estaban en los señoríos de Juan Fernández de Heredia y Ximénez de Urrea, 3er Conde de Fuentes y Barón de Mora.
Estamos pues ante un arquitecto e ingeniero de gran importancia para entender la evolución de la arquitectura durante el siglo XVI en España. Un insuperable ejemplo de los aires de renovación que trae a la Península Ibérica el Renacimiento. Es como si el espíritu brillante y polifacético del florentino Leonardo da Vinci, que trabajó durante un largo periodo y murió en tierras francesas (Castillo de Clos-Lucé, Amboise, en 1519), hubiera irradiado la suficiente energía para influir sobre artífices tan competentes como Pierres Vedel.
Pierres Vedel, en la actualidad ha sido injustamente olvidado. La fama y el reconocimiento lo tuvo en vida y en ello tuvieron mucho que ver una serie de encargos producidos en un período de tiempo relativamente breve. Todo empezó con la construcción del talud de la torre mudéjar de San Martín de Teruel (1549-1551) y poco después inició las titánicas tareas de la Traída de aguas a Teruel (1551-1558) o la Mina de Daroca (1555-1562). No conforme con sus reputados trabajos como ingeniero (en la mejor tradición clásica y a la “romana”), desarrolló un trabajo magistral como constructor de iglesias y, cuando era necesario, de reparación (restauración, diríamos ahora) y reconstrucción de algunas de ellas: La Inmaculada de Santa Eulalia (1556-1566), la sacristía de la por entonces parroquial de Rubielos de Mora (1556-1559), las obras en la Catedral de Albarracín (1556-1560), la traída de aguas a Celadas (f. 1560) y las últimas e inacabadas obras en la iglesia de Santa María de Albarracín (1566-1567).
El listado de sus obras e intervenciones fue seguramente más extenso, pero pensamos que las citadas demuestran sobradamente la importancia de este arquitecto-ingeniero del Renacimiento, cuyo legado patrimonial y artístico es ahora mismo una inmejorable muestra de lo que fue el arte aragonés del siglo XVI y que convendría no olvidar ni despreciar dada su relevancia en el contexto de toda España.
Pierres Vedel pertenece a una estirpe de artífices preocupados por la introducción del sistema italiano de los órdenes clásicos que se ajustan al perfil del arquitecto como maestro práctico y versado en diferentes disciplinas propuesto por Marco Vitruvio en su tratado De architectura, hoy conocido como Los Diez Libros de Arquitectura (que se remonta al siglo I a.C.), aceptado por Diego de Sagredo en sus Medidas del Romano (de 1526) y desarrollado por Philibert de l’Orme en Le Premier Tome de l´Architecture (editado en 1567).
Estamos ante un maestro que cultiva dos facetas profesionales perfectamente diferenciadas. La primera sería la de maestro ingeniero, pero no la un simple fontero, sino la del perito capaz de asumir obras de gran envergadura y dificultad técnica, como el recalce de la torre de San Martín y la traída de aguas en la ciudad de Teruel, o la apertura de la Mina de Daroca. En este sentido, debe hacerse hincapié en que estas tres obras resultan excepcionales en todos los sentidos. Por otro lado, debe destacarse su faceta como constructor de iglesias, en Fuentes de Ebro, Santa Eulalia, Rubielos de Mora y Albarracín, todas ellas son las magnas obras de un creador dotado de un estilo marcado por el equilibrio perfecto entre los mejores logros del Gótico Flamenco más evolucionado y las revoluciones que se plantean desde el Renacimiento
El agua y el viaje por el trazado diseñado por Pierres Vedel en el siglo XVI para llevar el agua al casco urbano de Teruel, ha sido el leitmotiv fundamental de este documental, destacando la excepcional importancia que tuvieron en esa época estas obras de sofisticada y precisa ingeniería hidráulica.
A lo largo de este trabajo documental estarán siempre presentes las características propias del agua, y su capacidad para generar vida… Estos atributos, a veces considerados casi mágicos, dan sentido a la segunda parte del título.
Siguiendo el camino que recorría el agua desde “La peña del Macho” (acuífero próximo a la ciudad desde el que se extraía el agua), hasta llegar a las fuentes situadas en el casco urbano de la ciudad de Teruel, hacemos un repaso por los momentos más importantes de la vida de Pierres Vedel.
El agua y su aspecto fluido dan forma y ritmo a esta historia.
Acompañan a las imágenes entrevistas a expertos y recreaciones virtuales de lugares y estructuras que en algunos casos todavía pueden contemplarse in situ. Un magnífico legado patrimonial que combina a la perfección el sentido artístico y la utilidad funcional.
La primera idea fue realizar un cortometraje documental que se limitara a narrar la sugerente historia de la construcción de la traída de aguas a Teruel. El principal atractivo, sin duda, era el acueducto-viaducto, situado en la capital turolense, que hoy se conoce como “Los Arcos”. A la belleza de esta construcción, que no pasa desapercibida desde la primera vez que se visita la ciudad, se unía la intención de convertir en imágenes la historia del recorrido de la conducción original, que desde el siglo XVI, traía hasta el recinto urbano el agua, dotando así de este preciado servicio a sus habitantes hasta principios de siglo XX.
Durante el proceso de asumir y entender mejor el proyecto de la traída de aguas, hemos sacado a la luz los avances en las investigaciones sobre la carismática figura de Pierres Vedel, y como fruto de esas indagacioness ha sido inevitable ir focalizando el peso de esta historia en la poco y mal conocida vida de Pierres Vedel, cuyos misterios se han empezado a desvelar en este documental.